Llevaba tiempo queriendo volver a preparar esta tarta. Fue una de las primeras que hice cuando me inicié en el mundo reposteril y recordaba que estaba riquísima, pero entre unas cosas y otras, al final siempre le iba dando un poco de lado y preparando otras recetas. Pero tenía próximos a caducar un par de tetrabricks de nata y me decidí a volverla a hacer.
Parece una tarta de queso, pero no lleva queso. Parece un tocino de cielo y tampoco lo es, aunque en su textura, al saborearla puede llegar a asemejarse.
No es nada complicada de hacer y en un momento tendrás un postre delicioso que sorprenderá a cuantos la prueben. Te pedirán que la repitas una y mil veces.